A principios de los 80, Jean-Claude Van Damme era un don nadie.

Belga con inglés macarrónico. Sin contactos. Sin dinero. Sin futuro en Hollywood.

Le dieron un papel.

Uno de esos que ni siquiera salen en los créditos.

Tenía que bailar al fondo, sin hablar.

Figurante. Actor de relleno.

¿Y qué hizo Van Damme?

¿Seguir instrucciones y moverse como uno más?

No.

Se marcó un baile ridículo, exagerado, imposible de ignorar.

Tuvieron que repetir la escena varias veces.

Porque el tío no paraba de robar plano.

Él lo tenía claro: estaba ahí para no pasar desapercibido.

¿Le cambió la vida esa escena? Probablemente no.

¿Le acercó a su objetivo? Sin duda.

Y eso lo entiende cualquiera que ha decidido hacerse notar sin esperar permiso.

¿Tienes un papel de figurante? Muévete como estrella.

Porque las estrellas se coronan ellas mismas primero.

Ese es el orden correcto y te lo explico con más claridad y ejemplos en mi libro:

[ LIBRO ] Claridad Ancestral (12,95 €)

Pero si prefieres seguir como estás, de figurante, de relleno,

ni lo compres. Guárdate tus 12 euros.

No vaya a ser que un libro te desmonte tu chiringuito mental.

Abrazo.