La vida es un tren.

Te subes sin pedirlo.

No sabes cuánto durará el trayecto.

Y lo único seguro es que habrá paradas donde algunos se bajarán… y no volverán a subir.

Y la mayoría va sin darse cuenta de quién tienen al lado.

Sin mirar por la ventana.

Sin agradecer que hoy siguen en marcha.

Hace más de 10 años que mi padre se bajó de mi tren.

Y no sabes la de veces que pienso:

“Ojalá pudiera ver que ahora soy yo quien acompaña a dos pequeñas criaturas en su propio viaje.”

Pero no puede.

El tren sólo avanza.

Lo único que queda es disfrutar el tramo que me queda.

Agradecer que estoy aquí, que tengo salud, y que hay dos pares de ojos mirándome como si fuera el maquinista.

¿Importa el destino?

Claro que sí.

Pero importa mucho más con quién viajas…

Y, sobre todo, en quién te estás convirtiendo mientras avanzas.

Porque al final, cuando te bajes, te vas a llevar lo vivido en el trayecto.

Por eso llévate este libro para tu viaje:

[ LIBRO ] Claridad Ancestral (12,95 €)

Abrazo.