“No, a mí los colores no me afectan.”
Claro que sí, crack. Tú eres especial.
Tú vas por la vida viendo rojo y te relajas.
Ves azul y te pones agresivo.
Y si el semáforo está en verde… paras.
Amigo, estás más programado que una Roomba.
Los colores no son decoración. Son código.
Y no uno moderno: tu genética lleva miles de años codificada para leer el mundo a través de los colores.
Por eso McDonald’s es rojo y amarillo: hambre + velocidad.
Por eso el botón de “comprar” no es gris. Es verde, es naranja, es del color que hace que tu cerebro grite “¡dale ya!”.
Por eso los hospitales son blancos: porque el blanco transmite limpieza… y no quieres que tu cirujano vista negro gótico.
Los colores no son estética. Son estrategia.
Y si tú no los estás usando para influir…
Estás haciéndolo mal.
Así que sigue creyendo que “eso no va contigo”, usa los mismos colores que un payaso.
Sí, eres inmune a lo que millones de años de evolución han programado en ti.
Mientras tanto, que otros los usen para llevarte donde quieran: al súper, al voto o al sofá.
Ahora que lo sabes, aprovéchalo.
Y si quieres más conocimiento de valor, aquí tienes:
[ LIBRO ] Claridad Ancestral (12,95 €)
Una lectura que te hace ver lo que otros ignoran.
Abrazo.