Lo que da miedo no es hablar en público.

No es hacer el ridículo.

No es quedarte en blanco.

No es lanzar algo y que no lo compre ni tu madre.

No es que te critiquen.

No es perder dinero.

No es cambiar de carrera a los 40.

No es emprender sin red.

No es mudarte a otro país.

No es ser principiante.

Todo eso, con un poco de perspectiva, da risa.

¿Sabes lo que da miedo de verdad?

Despertarte un día, con más pasado que futuro…

y hacerte la pregunta que te parte en dos:

¿Qué habría pasado si lo hubiera intentado?

Eso sí que no tiene arreglo.

Porque el tiempo no se recupera.

Y la duda de no haberte atrevido es un parásito que no se va nunca.

¿Lo peor que puede pasar si lo intentas?

Que no salga.

¿Y qué?

Al menos podrás estar en paz contigo sabiendo que lo diste todo. Que lo peleaste. Que no fuiste un cobarde.

Pero te voy a ser sincero:

No conozco a nadie que, deseándolo de verdad, con el 100% de su energía, no lo haya conseguido o no haya construido algo mejor por el camino.

Entonces deja de esperar a que sea demasiado tarde.

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Porque la mejor inversión que puedes hacer es en ti mismo.

Abrazo.