La mayoría fracasa antes de empezar
Escúchalos hablar.
Ahí lo tienes todo.
“Es que no soy tan inteligente.”
Traducción: me da pereza aprender.
“Es que me falta disciplina.”
Traducción: prefiero improvisar mi vida.
“Es que no tengo suerte.”
Traducción: me rendí en el primer intento.
Y lo dicen convencidos.
Como si fuera un diagnóstico médico.
Como si lo tuvieran todo perdido desde el útero.
¿Sabes quién no habla así?
El que consigue cosas.
Porque hay una diferencia abismal entre:
“No soy capaz.”
y
“No soy capaz todavía.”
Una palabra.
Un universo.
El lenguaje no es vacío.
El lenguaje crea realidades.
Si hablas como víctima, actúas como víctima, y terminas—¡sorpresa!—siendo una víctima.
No es falta de inteligencia.
Ni de disciplina.
Ni de suerte.
Es cuestión de cambiar tu discurso interno.
Cambiar cómo te hablas.
Haz.
Haz aunque dudes.
Haz aunque no sepas.
Haz aunque parezcas idiota.
Y si no sabes por dónde empezar, usa esto:
[ LIBRO ] Claridad Ancestral (12,95 €)
El libro que te empuja a hablar como el ganador que eres.
Abrazo.