A Edison le debes la bombilla, sí.

Y también que dejara tirado a otro genio: Tesla.

Porque Edison no solo quería iluminar el mundo. Quería forrarse iluminándolo.

Y cuando apareció Tesla con su energía alterna —más eficiente, más barata, más lógica— ¿qué hizo Edison?

¿Se unió?

¿Colaboró?

¿Pensó en el bien común?

Qué va.

Lo difamó.

Montó espectáculos matando animales con corriente alterna para convencer al mundo de que Tesla vendía electrocuciones en lugar de electricidad.

Y Tesla, que sí era un genio, pero no un empresario, acabó como acaban los que no saben vender:

Solo.

Arruinado.

Olvidado durante décadas.

Mientras tanto, Edison salía en las fotos.

¿Moraleja?

Que si crees que vivimos en un mundo donde el mejor producto gana… vives en el país de la piruleta.

El que gana es el que convence. El que vende.

Lo que ves no siempre es verdad.

Es lo que alguien quiere que veas.

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El libro que te ayuda a ver lo que importa.

Abrazo.