Vino el técnico a cambiarme la caldera del gas.
Mientras desmontaba la antigua, le dije:
— Ya que está el hueco libre, ¿puedes limpiar la suciedad de debajo?
Su respuesta:
— ¿Cómo? Esto está lleno de mierda de años… Paso un poco el trapo, pero ya te digo que no va a quedar limpio.
Yo:
— Vale, haz lo que tú veas.
Y ahí lo tienes. Otro que trabaja como si odiara cada minuto de su jornada.
¿Pedía un milagro? ¿Pedía que se arrodillara en una cama de fakir a limpiar con un cepillo de dientes?
No.
Y simplemente por limpiar un poco con buena cara, se hubiera llevado una buena propina y una reseña de cinco estrellas.
¿Le iba a cambiar la vida?
No, pero era un entrenamiento.
Un ensayo para cuando el cliente que sí le puede cambiar la vida aparezca.
Y es que la mayoría no entiende esto:
Cada servicio es una oportunidad.
Y hagas lo que hagas —limpiar baños, pasear perros, instalar calderas o dirigir empresas— hazlo con motivación, con obsesión por destacar.
No por los demás.
Por ti.
Porque nadie despega haciendo lo justo.
Y si no estás dispuesto a poner el alma en lo pequeño, jamás estarás listo para lo grande.
Así que invierte en ti:
[ LIBRO ] Claridad Ancestral (12,95 €)
Abrazo.