Te invitan a una boda y pones cara de póker.
“Buff… qué palo, ahora tengo que comprar un regalo, alquilar un traje, aguantar hasta el final del baile y encima fingir que me hace ilusión.”
¿Entonces por qué vas?
Ah, claro. Porque “queda feo no ir”. Porque “a mí también me invitaron a la suya”.
Y así funciona tu vida: tragando por miedo a quedar mal.
No por ilusión. No. Por miedo.
Miedo a que te juzguen, miedo a que hablen, miedo a parecer un borde.
Pero ¿sabes qué es peor que parecer un borde?
Ser un hipócrita.
La invitación a la boda no es el problema.
El problema es tu falta de valor para decir que no.
[ LIBRO ] Claridad Ancestral (12,95 €)
Porque si vives para quedar bien, no vives bien.
Abrazo.