“Que viene el lobo”.
Mentira.
“Que viene el lobo”.
Mentira otra vez.
“Que viene el lobo”.
Ahora sí era verdad, pero ya nadie vino.
¿Te suena?
Todo el mundo conoce y entiende esta historia. Pero casi nadie aplica su lógica cuando se trata de agradecer.
¿Sabes qué pasa cuando das las gracias por todo?
Que tus gracias no valen nada.
“Gracias por tu tiempo.”
“Gracias por esperar.”
“Gracias por tu pregunta / correo / lo que sea.”
Si cada interacción viene con un “gracias” automático, ¿qué te queda cuando quieras mostrar verdadero agradecimiento?
Nada.
Agradecer debe ser algo reservado para lo que significa.
Si te pasas el día dando las gracias de manera automática, ni te extrañe que cuando realmente sientas agradecimiento te ignoren. Igual que al pastor mentiroso.
Y porque es realmente importante dejar de vivir en automático, lee lo siguiente:
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Encuentra en sus páginas la claridad que necesitas para avanzar en la dirección correcta.
Abrazo.