El otro día iba en el metro. Frente a mí, dos chavales de unos quince o dieciséis años hablaban como si les hubieran formateado el cerebro con TikTok:
— Tía, en plan que el profe me ha dicho en plan que el examen era en plan hoy… y yo en plan ¿qué?
Pensé: pobres chavales… están en la fase de encajar, de repetir lo que oyen, ya madurarán.
Pero luego se bajaron.
Y se subieron otros dos. Esta vez no tenían ni acné ni mochila. Cuarentañeros con cara de iPhone pagado a plazos.
Y hablaban igual:
— Yo en plan que el curro no me motiva… y mi jefe en plan que tengo que dar más… y yo en plan: “me voy a pirar”.
Y ahí ya no me dio pena. Me dio lástima.
Porque si a los 40 sigues hablando como un adolescente sin vocabulario, significa que no has evolucionado.
Tu lenguaje no solo describe tu mundo. Lo crea.
Si solo tienes diez palabras en el cerebro, tu pensamiento está limitado a diez formas de entender la realidad.
El que solo sabe decir “está guapo” nunca entenderá lo que significa “sublime”.
El que solo sabe decir “me rayo” nunca sabrá lo que le pasa.
Tu lenguaje es el límite de tu pensamiento. Si hablas pobre, piensas pobre.
¿Quieres pensar mejor?
Para eso, necesitas claridad:
Abrazo.