En un tiempo atrás, si querías comer carne, tenías que cazarla.

Salir al siempre peligroso y frío bosque.

Perseguir a un animal durante horas, a veces días.

Fallar y volver con hambre y las manos vacías.

O, si todo iba bien, acertar para después despellejar, descuartizar y mancharte de sangre animal.

Arriesgar la vida en el proceso, porque el bicho podía defenderse y otro depredador podía querer lo mismo que tú (o simplemente comerte a ti).

Hoy, en cambio, hay gente que se queja porque el repartidor de comida tarda cinco minutos más de lo esperado.

Porque la carne de su McPollo no está en su punto exacto.

Porque tienen que levantarse del sofá para ir a por el mando de la tele.

Vivimos en la era más fácil de toda la historia y, aún así, hay gente llora por estupideces.

Tus antepasados lucharon contra la natura para sobrevivir.

Uno tras otro se partieron todos la espalda y gracias a ellos estamos hoy aquí.

¿Qué crees que pensarían al ver a alguien quejarse porque su hamburguesa llegó fría?

Sé que sabes la respuesta. Sé que vas a comportarte como alguien digno del legado de nuestros antepasados.

Sigue marcando la diferencia:

Claridad Ancestral

Abrazo.