El otro día un emprendedor decía lo siguiente sobre la publicidad de su negocio digital: “No sé qué hago mal.”
Parece una frase inocente, pero es veneno puro para el cerebro. Un sabotaje inmediato.
Piensa en Thomas Edison, él falló más de mil veces intentando crear la bombilla. Pero nunca dijo “No sé qué hago mal.”
Lo que dijo fue una de las frases más célebres de la historia:
“No he fracasado. He encontrado 10.000 maneras que no funcionan.”
La diferencia es abismal.
Cuando dices “No sé qué hago mal”, le estás diciendo a tu cerebro que estás perdido, que eres un inútil. Y tu cerebro, obediente como un perro bien entrenado, actúa en consecuencia: te bloquea, te frustra, te hunde.
En cambio, si dices “Voy a encontrar la manera” o “Estoy aprendiendo”, abres un camino completamente diferente.
Tu mente se activa en modo solución, busca alternativas, encuentra oportunidades donde antes solo veías problemas.
Las palabras que usas crean la realidad en la que vives. Si hablas en negativo, todo se oscurece. Si hablas en positivo, empiezas a ver luz donde antes solo había sombras.
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Abrazo.