Mike Tyson ganó cientos de millones de dólares en su carrera. Luego lo perdió todo. Malas inversiones, vida de excesos, decisiones estúpidas. Un clásico.
En una rueda de prensa, un periodista intentó hundir el dedo en la llaga:
— ¿Cómo se siente al haber pasado de ser multimillonario a no tener nada?
La respuesta de Tyson fue un derechazo a la mandíbula:
— No soy pobre. Estoy en bancarrota.
¿Notas la diferencia?
Ser pobre es una identidad. Es aceptar que naciste así y morirás igual.
Estar en bancarrota es un estado temporal. Una mala racha. Algo que puedes corregir.
Tus palabras definen tu realidad. Lo que dices en voz alta es lo que crees. Y lo que crees, lo refuerzas cada vez que lo repites.
Si dices que eres un fracasado, lo serás. Si dices que estás en un mal momento, te estás dejando la puerta abierta para salir de ahí.
El lenguaje moldea tu destino. Cuídalo.
Y para elevar tu forma de pensar, mi libro Claridad Ancestral. Se compra aquí.
Abrazo.