Recibo llamadas de comerciales de luz casi a diario.
La mayoría cuelga en cuanto oye el primer “Hola, soy X, tengo una oferta para ti”.
Error. Hay una lección muy valiosa que aprender de estas llamadas.
Algo así suelen ser:
Teleoperadora: – Hola, soy X, seguro me recuerdas porque te mejoré la tarifa la última vez. ¡Tengo buenas noticias para ti!
(Mentira.)
Yo: – No me interesa, gracias.
Pero ella no se inmuta. Ni una pausa, ni un titubeo. Sigue hablando como si mi “no” no existiera.
Eso que a la mayoría le parece molesto, a mí me parece admirable.
Porque es justo la actitud que hay que tener en la vida para TODO.
¿Cuántos abandonan al primer rechazo? ¿Cuántos tiran la toalla después de un “no”?
Pero los que ganan insisten. No se detienen. No piden permiso.
¿Quieres conseguir algo? Haz como la teleoperadora. No dejes que un “no” te frene.
¿Vergüenza de qué? ¿De intentarlo?
Vergüenza es quedarte quieto mientras la vida avanza sin ti.
Y si quieres tener esa mentalidad imparable lee mi libro “Claridad Ancestral”. Porque sin claridad, cualquier excusa te parecerá suficiente para rendirte. Lo compras aquí.
Abrazo.